Cinco poetas
EDUARDO BOBRÉN
de tu voz susurrante,
Cuando tu voz reclama de repente,
pulsando levemente
o siento la tibieza de tus manos,
al compás de tus ansias.
me siento atado a ti, eternamente.
El Amado descansa
complacido y sereno,
inmóvil, detenido.
Permítele el disfrute
Paz de Amor Que plácido descanse
de tu cálida alcoba
el Amado en tu estancia;
y déjalo que anide
detenido, en reposo,
en tu regazo tierno;
sin luz y sin distancia...
concédele el tesoro
arropado al arrullo
de sublime armonía
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