Poesía de los sueños
MARINERO DE TIERRA ADENTRO
distintos rumbos por donde creía que podían haber ido las mareas mientras el patrón de papeles no dejaba de otear el horizonte con los prismáticos. Pasaron tres horas hasta que pudimos avistar uno de los gallos y recuperar el palangre que, por cierto, recuerdo que traía enganchados bastantes peces espada.
No se dio mal el turno. Fueron doce días entre ida y vuelta y la gente salió contenta, se ganó bien.
Llegamos a puerto alrededor de las 7 de la tarde y el barco se quedó amarrado en el muelle de la lonja para descargarlo al día siguiente antes de la subasta. Volvimos a nuestras casas y, yo, a la vida real con mi ilusión cumplida.
P. Cobo
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