Poesía de los sueños
LAS RATAS BUENAS
desgaste; pero no hubo forma de eliminarlas, incluso ya sellado y erradicado el lugar, aumentó el número en el mismo pueblo, lo que fue un problema para la alcaldía, teniendo que realizar numerosos trabajos de desinfección en locales y viviendas. Un día observé en mi casa, a las afueras de la ciudad, ramas de pino cortadas en las aceras. Las recogía, pero al día siguiente volvían aparecer. Al principio no sabía el motivo. Supe de su origen, cuando al observar los pinos en los atardeceres, se veían danzar entre sus ramas pequeños animalitos que confundí con pájaros; pero acercándome más, observé animales de cuatro patas: ¡ratas! No eran muy grandes. Estaban allí al lado de mi casa. Mi cuñado me dijo que eran "turones" o ratas de campo. De cualquier forma teníamos que combatirlas. De pequeño y de mayor, siempre me subía a lo alto de una silla al ver un roedor, por pequeño que fuera, y hasta no aparecer muerto debajo de la escoba de mi madre, no volvía a pisar suelo.
Antonio Pérez
Mancha Real Las ratas son unos de los animales más despreciados por el hombre. Por regla general hay una sensación de asco difícil de superar. Esta especie, en muchos aspectos corporales se parece al ser humano. Se ha adaptado a vivir en sitios inhóspitos, como en desagües, alcantarillas, estercoleros, así mismo, entre vegetación de tipo alto, como los pinos; de ahí que su fisonomía y comportamiento cambie según el lugar. Normalmente aparecen en la nocturnidad, cuando estamos durmiendo, debido a nuestro acoso, estos roedores tienden a huir para no pasar a la otra vida con un simple puntapié. Recuerdo que en el estercolero de mi pueblo (Mancha Real), había ratas casi del tamaño de los gatos, y allí en su territorio no se escondían tan fácilmente a le presencia de los humanos. Se contrataron a cazadores para realizar tiradas de
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