Poesía de los sueños

HISTORIA DE MI NIÑEZ

Un día me levanté temprano y vi como mi madre delante del espejo se hacía su moño, estaba arreglada la miré a la cara y dos lágrimas corrían por su cara, pregunté y me dijo: me voy ya no aguanto más a tu padre. Me abracé a sus piernas llorando y rogándole que no me dejara… Lloramos las dos, y tras desahogarse empezó con la rutina de cada día.

Eran años difíciles, las mujeres se cargaban de hijos y costaba sacarlos adelante, había familias con seis y siete hijos, apenas si podían comer.

Para ellos los meses de campaña era la forma de sacar adelante a sus familias.

Se iban y se aseguraban el trabajo para el siguiente año, muchos volvían, otros después de andar un largo camino no eran aceptados… Eran tiempos difíciles. Mi padre era el encargado de la fábrica, vivíamos bien, sin excesos, pero no nos faltaba nada, eran años de abundantes lluvias y el agua hacía que la vegetación fuera rica en todo: espárragos, collejas, caracoles… etc. Siempre que salíamos al campo volvíamos con algo para comer. También teníamos gallinas, conejos, y un cerdo para la matanza que se hacía en mi casa y venían las hermanas de mi madre para ayudarla. La tradición así lo decía... Reunión de familia lejana en esas fechas, era una gran fiesta, se trabajaba mucho, pero había diversión y jolgorio alrededor,

Caniles… Mis mejore años allí vividos, y cuantos recuerdos vivos acuden a mi mente.

Ahora voy a visitarte y te veo solo, triste, abandonado a punto de derrumbarte, con la vida que diste y la alegría que había en tus mejores años, muchas familias vivían y comían gracias a ti.

Tu gran chimenea te hacía dueño y señor de la comarca.

En los meses de campaña eran muchas las familias que allí se alojaban, se les daba vivienda durante esos meses. Las mujeres acudían a la recolección de la aceituna, mientras sus maridos trabajaban en la fábrica, y se sacaban el sustento de todo el año.

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