Poesía de los sueños

LA ILUSIÓN

la Luna no está a nuestro alcance; aunque así me lo prometió mi hermano, cuando más sudaba en nuestra bici... en la cuesta, el delante y yo en el asiento de atrás. Bajar la cuesta era confortable. Al no verle sufrir, sentía alivio. Ya en la Charca de Pegalajar, nos pudimos bañar y juguetear con las barquichuelas del estanque. De regreso me dormí en el asiento. Cuesta arriba y a poca velocidad, mi golpe con la calzada no fue importante...Tan solo un buen chichón en la frente fue el peor recuerdo. Luis compró una motocicleta de poca cilindrada y mi cuerpo siempre iba en la parte delantera. A veces también había que pedalear y alguna vez que otra nos quedamos sin gasolina. Menos mal que el trayecto era cuesta abajo y la moto iba en punto muerto. Un día me llevó a la cueva de los Murciélagos, situada al pie de Sierra Mágina, en el término de Mancha Real. Su localización fue difícil, debido al extenso matorral en la zona. La puerta de entrada

"Santa Bárbara bendita,

que en el Cielo estas escrita,

con papel y agua bendita,

en la hora de la cruz,

ora por nosotros, amén Jesús".

En realidad, Luis fue uno de mis mejores hermanos. Músico como su padre, prosperó en Madrid en la orquesta del ejército, así como en otra particular, tocando en salas de fiestas de la Capital. Deseaba con toda mi alma que le dieran vacaciones para compartir su gran ilusión y fantasía en Mancha Real. Con éste llegué a realizar grandes viajes en bicicleta a los pueblos limítrofes: Pegalajar, Torres, Jimena…; estos viajes me impresionaron mucho. Ahora viajar a París o Londres apenas me ilusiona; tal vez con la edad, se pierde la intensidad en todos los sentidos, o quizás, por tener tantas fantasías a nuestro alcance se hacen menos fogosas...Necesitaríamos un gran salto… Llegar a

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