Siguiendo huellas 1
EN TORNO AL ZURREÓN
es como oveja a su pasto sujeta.
No eres tú, querida mía, que nunca cedes, hasta mi derrame, porque eres mi luz y guía, diligente en besos que te reclame, cálida cuando reposo en tus brazos; si son tus manos lazos, que atan nuestros amores; si nunca hallaré en ti viles rencores, y no es egoísmo, diría, si por darte a ti placer… yo moriría.
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