Ventanas al Paraíso
Rutas del Poeta-Mágina
que lo recorrido nos ha sabido a poco. ¿Será esta oquedad la que llega hasta Cambil? Porque de pequeños habíamos oído decir que en la Cueva de los Murciélagos se perdió una vez una cabra y apareció en Cambil.
una pequeña estancia en la que hay un charquito de agua y restos de estalactitas y estalagmitas rotas, goteando las de arriba y tiradas por el suelo las de abajo. Algunos visitantes han querido llevarse como recuerdo algunos trozos y los han arrancado, otros los han dejado tirados por el suelo. Algún visitante decía que había visto huesos en el fondo de la cueva. Probablemente seria esos trozos de estalactitas que con la rutilante luz de la linterna tenían apariencia de huesos. A la vuelta nos asustamos un poco. Vemos que hay no sólo un pasadizo, sino varios y tememos extraviarnos volviendo por uno distinto del que entramos. Apagamos las linternas por ver si se divisa alguna luz que pueda guiarnos hacia la entrada, pero no hay ni el más leve indicio y nos aventuramos a salir por uno de ellos y damos a una estancia más amplia que nos guía hacia la entrada. Después pudimos comprobar que los otros pasadizos nos hubieran llevado a la misma sala.
Pero esta galería no llega a Cambil. Se acaba a los pocos metros y nos obliga a retroceder.
Sin embargo, precisamente en esta minicueva encontramos a los personajes que han puesto nombre a este accidente de la naturaleza. Colgados del techo hay unos murciélagos que se espantan y salen despavoridos al llegar nosotros. Al entrar habíamos dejado a mano izquierda una galería más angosta e irregular y ahora nos adentramos en ella. Su longitud es poco más o menos como la de la anterior, pero su estrechez nos da la sensación de ser más profunda. También al final hay otra oquedad pequeña que parece la prolongación. Pero tampoco llega hasta Cambil. Hay un estrecho cañón por el que tenemos que ascender penosamente apoyando los pies y las manos en las paredes y llegamos a
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